jueves, 7 de agosto de 2008

Cine EN LOS 60´


El Cine Nacional en la Década del 60
30-07-2008

Las décadas de los años 60 y 70, estuvieron caracterizadas por la constante inestabilidad política, marcada por la alternancia de gobiernos democráticos y de facto. Como puede suponerse, durante estos últimos, las censuras y proscripciones fueron frecuentes y afectaron a la producción cinematográfica local.

Uno de los principales exponentes de este “nuevo cine argentino” es sin dudas José Kohon, quien sostuvo que “la represión se daba en lo político y en lo familiar, en las escuelas y en los partidos incluso de izquierda. Presento películas como (Prisioneros de una noche-1962 y Tres veces Ana-1961)

Una de las figuras central de los 60 fue Leopoldo Torre Nilsson, quien dio sus primeros pasos como asistente de su padre, Torres Ríos. Nilsson recurrió a obras literarias nacionales y a una temática local. Tanto en “La casa del ángel” (1957) como en “La mano en la trampa” (1961), se propuso criticar a la clase aristocratizante local. A su vez, “Fin de fiesta” y “Un guapo del 900” (1960) critican la corrupción de los dirigentes políticos. Sobre el final de la década, Nilsson se dedicó a los grandes personajes de la historia argentina, rodando filmes sobre Martín Fierro (1968), San Martín (en la recordada “El santo de la espada”, de 1970) y Güemes (“Güemes, la tierra en armas”, 1971).

El cine militante, se hace presenten estos años. El grupo cine Liberación conformado por Fernando Pino Solanas, Octavio Gettino y Gerardo Vallejos entre algunos de sus principales realizadores produjo " La Hora de los Hornos " (1966/68), inscripto dentro del llamado Tercer Cine, es una película que crítica la complacencia de determinados sectores sociales frente a la neocolonización. Gran importancia en esta obra tuvo, como antecedente de un cine social, Fernando Birri, realizador argentino que en 1962 dio a conocer " Los Inundados”.

Otro cineasta preocupado por la problemática social de esta época fue Leonardo Favio. Dicho interés ya puede apreciarse en su primer filme, “Crónica de un niño solo” (1965), en el que retrató las experiencias de la infancia marginal.

Estos realizadores no se opusieron a los grandes nombres del período anterior – Ferreyra, Torres Ríos o Soffici-, sino a “la estupidez almibarada de las escalinatas y los teléfonos blancos, de los dramones a la chantilly o la comicidad pavota”. Como podrá apreciarse, siempre que surgieron en el país tendencias funcionales al régimen de turno, que ocultaban la verdadera realidad social, el “cine de autor” se levantó contra ellas.

Además a diferencia de sus antecesores, no provenían del trabajo como asistentes o técnicos en la industria sino que en su mayoría había comenzado dirigiendo cortometrajes o participando de talleres vocacionales: podemos destacar a , Manuel Antin (La cifra impar-1962, Los venerables todos-1963), Rodolfo Kuhn (Los jóvenes viejos y Los Inconstantes-1962), - Lautaro Murúa (Shunko-1960, Alias Gardelito-1960).

Tenemos que tener en cuenta que varios de estos directores se veían influenciados por el movimiento de La nouvelle Vague que transcurría en Francia.
La corriente crítica que no adscribía al modelo cahierista, acusó a la generación del 60 de moda pasajera y copia falsa del modelo europeo, sin contenido auténtico. El verdadero cine nacional quedaba entonces o bien del lado de La guerra gaucha o bien del lado del cine político posterior. La acusación de "afrancesamiento" e "inautenticidad" para el cine de los primeros años sesenta se volvió un lugar común en el análisis de la obra de estos realizadores y evitó un abordaje más productivo de la misma en su línea de pensamiento. La visión europea del "ser nacional" argentino fantaseaba con exotismos, pampas y gauchos y consideraba poco auténtico el retrato de una clase media urbana tan parecida a la del viejo continente.

Es por ello que las películas de la generación del sesenta fueron mal recibidas, salvo las de temática social o rural como Los inundados o Shunko.
Desafortunadamente, la generación del 60 no llegó nunca a consolidarse: gradualmente una sucesión de modificaciones fue anulando las garantías de la ley de cine de 1957, hasta que, en octubre de 1963 se sancionó el decreto ley 8205 que estableció, entre otras cosas, un Consejo Honorario de Calificación facultado para establecer cortes y objeciones. La censura, las dificultades económicas y un panorama político cada vez más difícil obstaculizaron el desarrollo del nuevo cine argentino y en muchos casos marcaron el fin de la carrera de numerosos realizadores.

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