jueves, 7 de agosto de 2008

Racismo en el Cine


“¿Por qué yo debo quejarme de ganar siete mil dólares por semana Interpretando una sirvienta? ¡Si no lo hiciera, estaría ganando siete dólares por semana siendo realmente una!” (Hattie McDaniel, por su rol de mammy en Gone with the Wind, 1939, de Victor Fleming. Por esta interpretación obtuvo un premio Oscar como “mejor actriz secundaria”, siendo la primera mujer negra en ganarlo).

A lo largo de su historia Occidente ha mostrado resistencia a la diversidad de culturas.

La sociedad ha construido esteriotipos en todas las áreas de la cultura, en la literatura, en la plástica, y también en el cine. De alguna manera siempre se intento sostener la idea del hombre Blanco superior hasta fines de los años ‘50.

Entonces nos preguntamos que pasa en el cine que es lo que nos quieren mostrar y que es lo que intentan sostener

La década de 1910 ha sido para la historia del cine en la que se consolidó un modo de representación narrativa la cual se toma como modelo.

El film de D.W. Griffith Birth of a Nation, de 1915, se establecen estereotipos que representan a los afroamericanos de un modo racista, descriptos como ladrones, violentos, , irresponsables, una amenaza sexual para la mujer blanca, y limitados a su tarea de sirvientes/as; concluyendo finalmente con la justificación de la existencia del Ku Klux Klan. En este y en los films realizados por el sistema de Hollywood durante las décadas siguiente, quedará planteada la cuestión del negro como una presencia difícil de asimilar. Siempre aparecerán en los márgenes de la escena y jugando su rol en función del personaje central del hombre blanco.

Para la audiencia blanca, las humillaciones y marginalidad en los que se ponen a los personajes negros o en un contexto de exotismo (de danzas y música) les garantiza un “confort moral”. Ante los ojos de la audiencia blanca no resulta tan cuestionable verlos a humilládos, ya que parecen no estar “capacitados” o ser “meritorios” de papeles serios y profundos, para una audiencia que aún no puede identificarse con ellos.

Luego del estreno del film de Griffith arreciaron las protestas, especialmente por parte de la NAACP (National Asociation for the Advancement of Colored People).

Como respuesta surgen una serie de films producidos por compañías negras (Lincoln Motion Picture Company) y realizados por directores negros para la comunidad negra. Entre los directores se destaca Oscar Micheaux (1884-1951) quien es considerado el padre del cine independiente negro. Él era productor, guionista, realizador y distribuidor de sus propios films, manteniendo la producción de películas independientes afroamericanas de 1918 hasta 1948.

Los films realizados en la segunda mitad de la década del 10 y los años 20 recibieron el nombre de “films de raza”. En ellos se quiso mostrar la realidad de la comunidad en su forma de vida.
Hollywood vio pronto el negocio y comenzó a realizar “films de raza” con personajes centrales negros. La Gran Depresión de finales de los años 20 llevaron a las compañías independientes negras a la bancarrota, de la que sobrevivió únicamente la compañía de Oscar Micheaux. Hollywood por su parte continuó realizando “films de raza” y en los años 30 dominaba el 99% de la producción en manos de blancos.

En el caso de las mujeres el estereotipo de mujer negra se puede resumir en las imágenes de la “sumisa cristiana negra”, la mulata sensual que desvía a los hombres del camino correcto, la esclava, la sirvienta.

La Segunda Guerra Mundial significó el fin de los films de raza. El gobierno norteamericano, en un esfuerzo por reclutar más negros al servicio, produjo numerosos films de propaganda con elenco totalmente negro. Por el otro, tomó el control del stock de celuloide y lo racionó sólo para la industria de Hollywood. Dentro de esta serie de films se destaca la figura del actor Sidney Poitier.

El cine afroamericano de los años 60 va de la mano del surgimiento del Movimiento por los Derechos Civiles y la oleada de descolonización de los años posteriores a la 2º Guerra Mundial.
A fines de los 70 Nueva York se convirtió en otro de los ejes donde surgirían otros jóvenes directores: Warrington Hudlin, Robert Gardner, Ayoka Chenzira, Kathy Collins, entre otros.
Otra corriente fue la denominada “blaxploitation”, Los films “blaxploitation” si bien cambiaron el papel de los hombres en los films afroamericanos no van a cambiar demasiado el lugar de la mujer negra. El movimiento murió cuando los productores blancos descubrieron la veta de este tipo de cine, hasta que la misma se agotó y dejó de ser negocio.
En los años 80 y 90 se suma la presencia de las directoras negras que incorporan la mirada feminista, expresándose una crítica al sexismo y a la homofobia de la comunidad negra, En los films de esos años producidos por la industria, no hubo un verdadero cambio ya que la presencia de las figuras femeninas negras estaban detrás de la figura masculina blanca (por ejemplo, Grace Jones en Conan the Destroyer, 1984; Tina Turner en Mad Max Beyond Thunderdome, 1985; Whitney Houston en The Bodyguard, 1992).

Cabe citar aquí los films de Julie Dash Illusions (1983), Praise House (1991) y Daughters of the Dust (1993); de Alile Sharon Larkin Your Children Come Back to You (1979); de Ayoka Chenzira Alma’s Rainbow (1993); de Maya Angelou Down in the Delta (1998); de Cheryl Dunye Stranger Inside (2001) y la obra de Yvonne Welbon.

A mediados de los años 80 comienza a destacarse la figura de Spike Lee. También consiguió que sus films sean vistos igualmente por audiencias negras y blancas, rompiendo las barreras de un cine dirigido a un solo público. Aunque hoy parezca que los afroamericanos han conseguido abandonar una posición marginal y ubicarse en el centro de la escena, las características en que se desenvuelve la industria cinematográfica no garantiza que esta posición esté consolidada. A las dificultades que encuentran los directores para conseguir financiamiento se suma la capacidad de recuperación ideológica por parte del sistema dominante, con gran habilidad para convertir todo en una mercancía más para codificar, consumir y marcar diferencias sociales sexuales y demás y así ejercer un mayor control social y un monopolio del código.

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