jueves, 23 de octubre de 2008

CINE DIGITAL

El cine digital es aquel que utiliza la tecnología digital para grabar, distribuir y proyectar películas.
Generalmente, se caracteriza por la alta resolución de las imágenes, porque prescinde de algunos aspectos asociados a la proyección mecánica de las películas y por las sobresalientes posibilidades de posproducción por medios informáticos.
El cine digital se graba utilizando una representación digital del brillo y el color en cada píxel de la imagen, en lugar de quedar fijada por emulsión química en el filme de celuloide tradicional. La película final puede ser distribuida vía disco duro, DVD o satélite, y puede proyectarse usando un proyector digital en lugar del proyector tradicional.
Las películas de bajo presupuesto y con medios limitados están cada vez más siendo rodadas en digital (aunque a menudo no sean cámaras de alta definición). Con la creciente popularidad de esta tecnología en los últimos tiempos, los festivales especializados en cine digital son hoy comunes por todo el mundo. El pionero y mayor de ellos es el Onedotzero, celebrado en Londres desde 1996. Por el momento, muchos objetivos de las cámaras electrónicas no se fijan en este mercado. El público al que se dirigen es generalmente el de festivales sin ánimo de lucro y las piezas se frecuentan más a menudo en vídeo que en cine. Cuando estos productos se lanzan al mercado es casi siempre en formato DVD , por lo que se les puede considerar productos para televisión sin emisión.
Desarrollo de la tecnología digital
Aunque el fenómeno del cine digital ha recibido una gran publicidad en los últimos años, no es realmente un nuevo concepto: antes de ser reintroducido como "cine digital" a finales de los 90, se le conoció durante años como "cine electrónico".
Sony se lanzó a comercializar el concepto de "cine digital" ya a finales de los 80, usando cámaras HDTV analógicas basadas en tubos, con más bien poco éxito en un principio. No fue hasta 1998, al ser capaces de desarrollar y comercializar cámaras CCD manejables de 1920x1080 píxeles que incluían grabadoras HD Digital Betacam, cuando la industria comenzó a tomarse en serio este nuevo medio. En cualquier caso, al estar basadas en las antiguas tecnologías digitales, esta temprana tecnología digital no ofrecía grandes diferencias, incluso en lo referente a la calidad de imagen.
Desde finales de los 80 hubo varios proyectos cinematográficos, en cierto sentido experimentales, que usaban tanto cámaras como proyectores digitales, pero ninguno con gran éxito comercial. Una de las primeras proyecciones verdaderamente digitales fue el cortometraje Driven Together, de David M. Kaiserman, en 2000.
En los años 1990, el cine comenzó un proceso de transición, del soporte fílmico a la tecnología digital. No fue hasta mediados los noventa donde la tecnología digital desembarcó en la industria cinematográfica, ya sea en grandes producciones que hicieron uso extensivo de la tecnología digital, como las nuevas películas de Star Wars o Matrix, hasta la películas hechas íntegramente en computadora, de la mano de Pixar y otras compañías. Mientras tanto, en el ámbito del video doméstico, surgió un soporte digital, los DVD aparecen como nuevo estándar.
Hoy en día, Estados Unidos se prepara para equipar todas sus salas con proyectores digitales. Los diferentes formatos de HD, respecto al viejo 35 mm, ofrecen presupuestos más bajos, facilidad de manipulación en el montaje, agilidad en el tratamiento y facilidad de introducción de técnicas de síntesis digitales. George Lucas y James Cameron, por ejemplo, han utilizado estos sistemas de HD que gran calidad, de tal manera que el resultado final es casi idéntico al film en algunos casos. Otros directores, como Steven Spielberg se rehúsan a migrar al digital y siguen haciendo sus películas en film, e incluso editando en moviola.
Teniendo en cuenta los constantes impulsos a la tecnología digital año tras año, parece que el futuro del cine es ser digital en los próximos 10 o 20 años. En cualquier caso, el cine digital todavía tiene que recorrer bastante camino antes de reemplazar por completo al celuloide: durante los últimos 100 años todas las películas han sido grabadas en filme tradicional y todos los estudiantes de cine han aprendido cómo manejar una cámara de 35mm; sin embargo, la tecnología digital, especialmente el equipo de alta definición, todavía no ha tenido tiempo de conseguir una extensa aceptación, pese a que la creciente popularidad de la vídeo-cámara de alta definición. La televisión y los discos de alta definición están ejerciendo una fuerte presión para que los cines ofrezcan algo mejor que sea capaz de competir con la alta definición doméstica. Una sala de cine digital debe ser capaz de ofrecer a la audiencia alta definición de vídeo, de audio, subtítulos y otras características, amén de actualizarse continuamente con los últimos avances tecnológicos (mejoras en la definición, cifrado por parte de los distribuidores...).
Una de las grandes esperanzas que hay puestas en la tecnología digital es que democratizará el mundo del cine y abolirá las barreras económicas a la hora de realizar películas, dada lo barata que puede resultar la grabación digital y la posibilidad de pasar el material a vídeo y editarlo en un ordenador doméstico. Sin embargo, esto puede resulta más complicado de lo que parece a simple vista. De entrada, el coste del celuloide y el laboratorio supone sólo en torno al 1% del coste total de una típica producción de Hollywood o de otros centros de cine comercial como Bollywood en Bombay, por lo que el ahorro en términos totales no es tan significativo.
Por otro lado, aunque lo económico de la realización pueda permitir a mucha gente grabar películas, continúa siendo necesitando ser distribuida para llegar al público, y aquí aparece un mundo mucho más complejo. Se estima que se graban en digital cerca de 5000 películas comerciales al año. Habida cuenta de esta cantidad, se entenderá que los realizadores digitales puedan tener dificultades incluso para que los distribuidores vean sus productos y, en cualquier caso, raramente tendrán voz y voto en las negociaciones de la distribución.
En cualquier caso, la actual estructura de distribución puede verse alterada por la economía a una escala mucho mayor que por la propia realización cinematográfica. Si el método de distribución tradicional cambia en el futuro hacia un producto de accesibilidad más directa, entonces los realizadores digitales serán capaces de superar los actuales obstáculos de la distribución tradicional del celuloide. Ciertamente pueden crearse nuevos obstáculos a la hora de distribuir el producto final, pero éstos no dependerán tanto de necesidad monetarias dado que distribuir una película en formato digital es, al menos teóricamente, notablemente más barato que producir todas las impresiones finales necesarias en celuloide. Este método tradicional de distribución requiere grandes sumas de dinero para que la película final pueda llegar a cientos de salas de proyección, que al fin y al cabo en uno de los pasos finales para que una película dé beneficios económicos.

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