martes, 7 de octubre de 2008

OSCAR WILDE


A 108 años de su muerte, voy a hablar de un hombre que fue a contra pelo del conjunto de creencias y principios que regían el gusto artístico y la conducta moral de los ingleses, durante el reinado de Victoria (1837-1901). Este señor es Oscar Wilde. Fue un escritor, crítico, poeta y dramaturgo irlandés que se atrevió (junto con unos pocos) a tomar estos convencionalismos y reglas victorianas por los pelos, aún con un profundo respeto y admiración por la reina.
Fue la víctima que puso en evidencia la hipocresía del reinado de Victoria y su misión “civilizadora”, que en realidad (este reinado) fue un especie de dictadura totalitaria disfrazada.
También fue la primera víctima de la homofobia burguesa.

Vamos a hablar un poco de su vida:

Nació el 16 de octubre de 1854 en Dublín, Irlanda. Su familia fue
protestante irlandesa. Oscar Wilde fue el hermano del medio de 3 hijos. Su padre fue el médico Sir Williams Robert Wills Wilde y su madre, Jane Francesca Elgee. Es muy importante este dato para entender el origen de idiología de Oscar, ya que su mamá era una escritora de éxito y una nacionalista de la causa irlandesa, conocida con el sobrenombre de Speranza. Su padre era un destacado cirujano en las especialidades de nariz y oído, además de un renombrado filántropo (dirigía un dispensario en Dublín destinado a la atención de los indigentes). Entre otras cosas.

En junio de
1855, su familia se trasladó a Merrion Square, una zona residencial de moda.

Oscar fue educado en casa hasta los nueve años. A partir de
1864 al 74 estudia en diferentes establecimientos de Dublin. Su rendimiento sobresaliente lo lleva a ganar tres años más tarde la «Medalla de Oro Berkeley», el mayor premio para los estudiantes de clásicos de su colegio, por su trabajo en griego sobre poetas griegos. Algo que le apasionaba. Gracias a una beca de 95 libras anuales, el 17 de octubre de 1874 ingresa en el Magdalen College, de Oxford. En 1876 fallece su padre. En noviembre de 1878 obtuvo el título de Bachelor of Arts, graduándose con la mayor nota posible.

Familia// Amor
Después de graduarse en el Magdalen College, Oscar Wilde regresa a Dublín, donde conocie y se enamora de Florence Balcome. Pero Florence inicia una relación con
Bram Stoker. Cuando se entera del enlace, Wilde le anuncia su intención de abandonar Irlanda permanentemente. Finalmente abandona el país en 1878, a donde sólo regresaría en dos ocasiones y por motivos de trabajo. Los siguientes seis años los pasa en Londres, París y en los Estados Unidos, a donde viaja para dar conferencias.
En
Londres conoce a Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd, consejero de la reina. Wilde le pide matrimonio. Finalmente, se casan en 1884 en Paddington, Londres. La pareja tuvo dos hijos: Cyril y Vyvyan (este último encargado de publicar las memorias de wilde)

Esteticismo

Wilde admiraba mucho a los escritores ingleses
John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia central del arte en la vida. El propio Wilde reflexionó irónicamente sobre este punto de vista cuando en El retrato de Dorian Gray escribió que «Todo arte es más bien inútil». Apoyaba el principio básico del movimiento estético: el arte por el arte. Como esteta, llegó a ser una de las personalidades más prominentes de su época. Aunque sus pares en ocasiones lo tildaban de ridículo, sus paradojas y sus dichos ingeniosos y agudos eran citados por todas partes.
Ya desde su período en el Magdalen College, Wilde adquirió renombre especialmente por el papel que desempeñó en los movimientos estético y
decadente. Comenzó a llevar el pelo largo y a desdeñar abiertamente los deportes llamados «masculinos». Asimismo, comenzó a decorar sus cuartos en el College con plumas de pavo real, lilas, girasoles, porcelana erótica y otros objetos de arte. Su comportamiento excéntrico frente a la norma masculina le costó que lo zambulleran en el río Cherwell además de que le destrozaran sus cuartos. Sin embargo, este culto se propagó entre ciertos segmentos de la sociedad hasta un punto tal que las actitudes lánguidas, las vestimentas exageradas y el esteticismo en general se convirtieron en una pose reconocida.
El esteticismo en general fue caricaturizado en la opereta Patience (1881) de
Gilbert y Sullivan. Patience tuvo tanto éxito en Nueva York que al empresario Richard D'Oyly Carte se le ocurrió la idea de enviar a Wilde a los Estados Unidos a dar un ciclo de conferencias. La gira se organizó cuidadosamente, produciéndose la llegada de Wilde en enero de 1882. Wilde afirmó tiempo después que había dicho en la aduana que “No tengo nada que declarar sino mi genio”.

En 1879 Wilde comenzó a enseñar valores estéticos en Londres, Estados Unidos y Canadá. Pero bueno, la crítica se ensañó con él (The Wasp, un periódico diario de San Francisco, publicó una caricatura ridiculizando a Wilde y al esteticismo) pero, por otro lado, fue muy bien recibido en un lugar rudo como la ciudad minera de Leadville,
Colorado.
En el plano político Wilde apoyaba un tipo de
socialismo anarquista, expuso sus ideas en el texto El alma del hombre bajo el socialismo. También, en sus conferencias abordó directa y verazmente el problema irlandés. Existen fragmentos de sus conferencias en los Estados Unidos, en las cuales el escritor siempre que pudo, criticó al imperio británico, a la política migratoria de aquél, y de manera sutil y sofisticada insinuó que el socialismo era un ideario digno de tomar en cuenta para combatir la ocupación británica de Irlanda.

El escándalo:
En 1895, en la cima de su carrera, se convirtió en la figura central del más terrible proceso judicial del siglo, que consiguió escandalizar a la clase media de la Inglaterra victoriana al ser arrestado. Wilde, que había mantenido una íntima amistad con
Lord Alfred Douglas (conocido como Bosie), quien siempre lo acompañaba a bajar a los mundos subterráneos de la prostitución masculina del Londres victoriano. Wilde decía que era como "cenar con panteras", puesto que siempre se exponía al zarpazo, al chantaje que tales licencias suponían a manera de resaca ineludible.

El padre de Bosie, el marqués de Queensberry, lo acusa a Wilde de sodomía. Vale aclarar que el marqués fue el inventor de las reglas para el boxeo, un deporte tan varonil y "machista".

Se le declara culpable en 1895, y, es condenado a dos años de trabajos forzados. Sale de la prisión arruinado material y espiritualmente. Su peripecia en prisión fue descrita en dos obras. Una de ellas es “De Profundis”, que fue una extensa carta llena de resentimiento dirigida a Lord Alfred Douglas al final de su estancia en prisión. A continuación se puede leer un fragmento que te deja la piel de gallina:

" Después de una larga e infructuosa espera, me he decidido a escribirte, y ello tanto en tu interés como en el mío, pues me repugna pensar que he pasado en la cárcel dos años interminables sin haber recibido de ti una sola línea, una noticia cualquiera: que nada he sabido de ti, fuera de aquello que había de serme doloroso. Nuestra trágica amistad, en extremo lamentable, ha terminado para mí de un modo funesto, y para ti con escándalo público. Empero, el recuerdo de nuestra antigua amistad me abandona raramente, y siento honda tristeza al pensar que mi corazón, antes henchido de amor, está ya para siempre lleno de maldiciones, amargura y desprecio. "

El otro texto que escribe en la cárcel es: The Ballad of Reading Gaol, poema donde el ahorcamiento de un compañero sirve como excusa para describir íntimos sentimientos sobre el mundo carcelario.

Desengañado de la sociedad inglesa, Wilde pasó el resto de su vida en París, bajo el nombre falso de Sebastian Melmoth. Allí, y de la mano de un sacerdote irlandés de la Iglesia de San José, se convirtió al catolicismo, fe en la que murió.

Un poco sobre el análisis de su personalidad y el imperio victoriano:
Dr. Rodrigo Quesada Monge Historiador Costa Rica- Resumen

Wilde es el prototipo del hombre moderno: repleto de contradicciones, y sin embargo, portador de una sustancial capacidad para soñar. Esa constante disposición al desafío lo puso frente a frente con una masa informe de reglas, normas y prohibiciones, que a la larga terminarían por aplastarlo.

Para Victoria y los ideólogos victorianos, los "súbditos" de su majestad no tenían vida privada. Todos y cada uno de los más ocultos resquicios de su cotidianidad estaban reglamentados, al extremo de que hasta las escaramuzas de alcoba debían sujetarse a cierto tipo de codificación.

Resulta que Oscar Wilde, su persona, sus ideas, sus emociones, sus gustos y hasta sus gestos no encajaban en ese esquema. Dos cosas , fueron las causas por las se le reprimió, y finalmente se le aniquiló. Su homosexualidad por un lado, y sus ideas socialistas por otro, eran dos ingredientes definitivos para que todo el peso del canon disciplinario victoriano le cayera encima. Al lado de estos elementos, todo el dispositivo caricaturesco que Wilde montó con su dramaturgia sobre la moralidad burguesa, le representó en todo momento serios problemas éticos, políticos, estéticos y sociales.

La racionalidad burguesa no aceptará nunca al homosexual pues éste está en contra de todos sus más caros principios: la familia por ejemplo, para la salud de la cual es necesaria la reproducción; la sexualidad displicente y mecánica, etc. Y la reina Victoria, rodeada de un séquito sumiso e incondicional de burócratas y policías, quería controlar todos los detalles del funcionamiento de su sociedad. Y no hay cosa más difícil de controlar que la sensualidad, el erotismo, la espontaneidad de las pasiones. Éstas son increíblemente subversivas, trátese de una pareja homosexual o heterosexual

Y Para bien de la civilización, un homosexual, inteligente, sensible y educado como Wilde es peligroso, subversivo, revolucionario


“Ser irlandés, rojo y maricón, eran indiscutiblemente tres componentes decisivos para hacer saltar en pedazos a cualquiera que se atreviera a criticar al venerable e intachable imperio británico”. Lo más curioso de todo esto es que Wilde amaba a su reina Victoria, y cada vez que podía celebraba los cumpleaños de ella, con la misma devoción que cualquier anciano británico, ciego creyente de la infalibilidad de su monarca.

Wilde como el de muchos otros creadores de su época, el arte podía convertirse en un artefacto de poderosa influencia política y social, a partir de la fuerza y de la naturaleza del compromiso con que el artista se insertaba en la sociedad de su tiempo.

¿ Dónde reside el verdadero valor de una obra de arte? ¿Quién decide lo que es una obra maestra? Dos preguntas que, como decía Wilde, habían recibido una riquísima gama de respuestas, pero sobre las cuales cada vez sabíamos menos.

Otro dato:

Tuvo una participación importante, como el asunto de la cacería de brujas que provocó el caso Dreyfus. Su participación en el "affaire" no está clara por completo, pero sabemos que con Emile Zola y otros grandes escritores de la época, hizo lo necesario para mostrarle al mundo el racismo y la intolerancia que había detrás de la condena de Alfred Dreyfus (1859-1935) por supuesta alta traición al ejército francés en favor de los alemanes. Su gran delito fue ser judío.

Frases de Oscar Wilde:

“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante”.

“Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas”.

“No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo”.

“La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella”.

“Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más”.

“Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen”.

“La ambición es el último refugio del fracaso”.

“No soy tan joven como para saberlo todo”

Su obra:
Prosa
El retrato de Dorian Gray (su única novela; 1891)
El alma del hombre bajo el socialismo (1891–1904)
De profundis (1905)
Teleny o El reverso de la medalla (1893); publicado anónimamente, es probable que en él hayan contribuido también amigos suyos.
Cuentos
El príncipe feliz y otros cuentos (1888):
El príncipe feliz
El ruiseñor y la rosa
El gigante egoísta
El amigo fiel
El famoso cohete

Poemas
Ravenna (1878)
Poemas (1881)
La esfinge (1894)
Balada de la cárcel de Reading (1898)

Teatro
Vera o los nihilistas (1880)
El abanico de Lady Windermere (1892)
Una mujer sin importancia (1893)
Salomé (1894)
Un marido ideal (1895)
La importancia de llamarse Ernesto (1895)

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