viernes, 24 de octubre de 2008

WESTERN Historia de un Género Americano Clásico


El western es un género americano clásico que se centra en contar historias situadas en el Oeste Norteamericano del siglo XIX con connotaciones sociales y políticas de la época. Como género, su esplendor fue en de la Edad de Oro del cine. Es el género que probablemente mejor defina a la industria cinematográfica de Estados Unidos. Las películas de westerns se desarrollan en los estados del Oste norteamericano durante el periodo que abarca desde el comienzo de la Guerra Civil en 1860 hasta el final de las llamadas Guerras Indias en 1890, sin embargo este periodo cronológico presenta sus alternativas.
El denominador común popular de las películas del oeste es un personaje central de características nómades o similar a los caballeros de los antiguos cuentos, enfrentando villanos, rescatando mujeres en peligro y transgrediendo las normas de las estructuras de la sociedad sin traicionar su honor, bajo la figura de un vaquero o un pistolero cuya caracterización incluye una vestimenta típica, su revolver y su fiel compañero el caballo, figura que llega a adquirir dimensiones importantes para la historia narrada. El western toma estos elementos y los usa para contar cuentos morales ambientados, muchas veces un paisaje desértico, salvaje y desolador con sus ranchos y fuertes en medio de la nada y otras tantas veces en la típica descripción del pueblo del oeste: el almacén local, las vías del tren en cuyos vagones albergara persecuciones, un banco que será atracado, la cantina de bebidas, juegos de azar, música autóctona y prostitutas, frecuente escenario de peleas y tiroteos entre los fuera de la ley. El western escenifica una sociedad organizada en base a códigos de honor, ya sea en familia o en soledad, más que al apego de la ley en si, en las películas estas temáticas están contrapuestas y el avance de la civilización es inevitable.
Los primeros westerns eran filmados en estudios, al igual que otras películas de Hollywood, pero cuando la filmación en exteriores se hizo más común, los productores utilizaron locaciones aisladas en el Oeste en lugares como California, Utah, Arizona, Nevada, Texas, Kansas y Colorado.
El genero western encuentra sus raíz iniciática en el film "Asalto y Robo al Tren" que Edwin Porter rodara en 1903, época del cine mudo, haciendo populares a estrellas interpretativas como Broncho Billy Anderson y William S. Hart. Cineastas como David Wark Griffith con "La Masacre" (1909) y Thomas H. Ince con una gran cantidad de cortos dieron vida al género. Durante la etapa del cine mudo John Ford plasmaría en "El Caballo de Hierro" (1924), un estilo entre romántico y épico que sentaría la estética que caracterizaría al western clásico que popularizaría con su obra cumbre "La Diligencia" (1939) luego de muchos años de filmar westerns de clase B, "La Diligencia" fue un punto de inflexión donde personajes y situaciones cobraban mas peso y encontraban su densitud moral. Ese mismo año Cecil B. De Mille filmaría de forma espectacular la construcción de una ferroviaria en "Union Pacific". Los cimientos del género estaban poco a poco consolidándose y la época de esplendor no tardaría en llegar.
John Ford y sus innumerables colaboraciones con el protagonismo del clásico interprete masculino que lo convirtió en leyenda: John Wayne y Howard Hawks con su trilogía "Río Rojo" (1948), "Río Bravo" (1959) y "El Dorado" (1966). En los años '40 otro western de características románticas y épicas cobraría rumbo de clásico: "Y Murieron con las Botas Puestas" (1941) de Raoul Walsh. En 1956 realizo "Más Corazón que Odio" mostraba a John Wayne como el típico héroe de estas películas que acapararía la atención en el conflicto armado, el arquetipo de protagonismo masculino que encarnaba Wayne atraía a la audiencia y otra faceta del mismo entregaría en su enésima colaboración con Ford para la magnifica "El Hombre Tranquilo" (1952) en un tándem que genero devoción entre los fervientes seguidores del genero he hizo de la década del ’50 el mayor esplendor del western en toda su historia.
Durante las décadas del ’60 y ’70, el genero arribo a Italia con el formato de Spaghetti Westerns o Italo-Westerns. Muchos de estas películas eran de bajo presupuesto y rodadas en locaciones que en sus paisajes remitían a las utilizadas en Norteamérica. Los Spaghetti Westerns se caracterizaban por la presencia de más acción y violencia que los típicos westerns hollywoodenses.
Entrados los años ’60, muchos realizadores comenzaron a cuestionarse el cambiar la manera tradicional de hacer westerns, en principio incrementando de forma positiva el rol de los nativos americanos hasta el momento tratados de salvajes. La audiencia también comenzó a cuestionarse el arquetipo héroe versus villano y el paradigma moral de usar la violencia para probar o justificar el accionar de sus personajes. Al mismo tiempo, las mujeres comenzaron a recibir roles mas preponderantes. Y quizás una perfecta combinación de revisionismo y entretenimiento resulto el clásico de George Roy Hill "Dos Hombres y un Destino" (1969) con dos figuritas masculinas de moda por entonces: Paul Newman y Robert Redford.
En la década del ’60 la corriente crítica comenzó a considerar desde otra perspectiva al cine y esta evolución, intelectual si se quiere, emergía como una visión del cine como una forma de arte emergente. En ese entonces, la teoría sobre los films intentó buscar el significado mas profundo de las películas bajo su estructura semántica y considerando el ambiente de donde surgía el western se lo catalogaba con una moral simplista lo que convirtió al genero en una serie de convenciones y códigos que se relacionaban con su audiencia de forma metódica y cuyos personajes y situaciones se atenían a los lugares comunes y la repetición, visión que precipito el ocaso del genero hasta amenazaron su desaparición. Cineastas emergentes vieron la veta en el género como una oportunidad para expandir su crítica sobre la sociedad americana y sus valores, como lo ejemplifica "Pequeño Gran Hombre" (1971) de Arthur Penn o para desmitificar ciertos cánones del género como la notable "La Pandilla Salvaje" de Sam Peckinpah. Otros films, como los dirigidos por Clint Eastwood siguieron la línea como es el caso de "El Fugitivo Josey Wales" (1976) que daba relevancia al reparto femenino y trataba a los nativos de una manera más comprensiva y posteriormente una revisión más nostálgica como lo fue "El Jinete Pálido" (1985).
Al esplendor del género le siguió indefectiblemente su decadencia
Figuras como Kevin Costner y Clint Eastwood tanto en sus labores actorales como de dirección, han ayudado a revitalizar un genero que parecía perdido y se han convertido en protagónicos iconos y referentes de la nueva corriente del genero, rescatando valores olvidados.

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